jueves, 12 de noviembre de 2009
crítica: Dogtooth
Dogtooth (Colmillos). Grecia 2009. Dir: Yorgos Lanthimos.
El título original del film presenta mucho más gancho que Dogtooth: Kynodontas. La cuna donde se meció la idea del gobierno ejercido por el pueblo (Grecia, de dicho faro hablamos) nos ofrece una historia en la que un patriarca decide llevar adelante el más guarro proyecto de aislación absoluta y definitiva. Los voluntarios (o no) serán su mujer y sus descendientes (dos muchachas y un muchacho). La aislación absoluta consiste en no permitir que nadie (excepto él, claro está) traspase los límites de la casa -un contundente chalet en medio de la nada- y la condición definitiva radica en farsas desinformativas, ésas en las cuales significante y significado se trocan a merced del patriarca, provocando en los jóvenes reacciones tan indeseadas como masacrar a un gatito con un par de tijeras de jardín.
Un factor ajeno y externo (una dama que ofrece sus servicios al muchacho) oficia de disparador para que la tríada de jóvenes comienzen a deambular sus despertares sexuales y sus interrogantes definitivos, todos estos viciados (ó alterados) por años de aislación y disciplina novedosa pero no por eso menos insensata. Será cuestión de observar qué célula de la familia explotará y llevará adelante su accidentado y violento escape de una vez y para siempre.
Lanthimos presenta una concepción de tiempo y espacio (mas bien progresión y encuadre) en el cual hasta el incesto más freak resulta suave y benigno. La ubicación de su cámara no logra incomodarnos en esta clase de eventos. Sí en otros, como la violenta extracción de un molar.
Probablemente sea el único film de la historia que osa hacer pasar a Frank Sinatra por un simpático abuelo griego. Sólo por ello merece observación.
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daniel celina