Es un chiste de nerds cinéfilos: al igual que Morgan Freeman es siempre un gran detective (o Dios, recientemente), Paul Giamatti es un perdedor total. Pues bien, aquí el chiste cobra vida bajo la mirada irónica de Barthes aunque, como todo chiste que se explica demasiadas veces, pierde la gracia. La trama se reduce a que el pobre actor Paul Giamatti, interpretándose a sí mismo, falto de inspiración y al borde de una depresión inminente, conoce un "banco de almas" que asegura que, depositando ahí este peso metafísico, la vida se vuelve más fácil. Y lo hace, y ahí es cuando "Could Souls" comienza a recordar a mejores películas como "Eterno Resplandor de una Mente Sin Brillo" y "¿Quieres ser John Malchovich?". Los diálogos van de lo absurdo a lo predecible, la fotografía se torna tan plana como el guión, que no logra sostener una apenas simpática -y pretenciosa- idea a lo largo de los 101 minutos que dura el film.
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--Mariano Torres