viernes, 13 de noviembre de 2009
Crítica: Amer
Amer. Francia/Bélgica 2009. Dir: Hélene Cattet, Bruno Forzani.
Amer presenta el (gran) problema de intentar nadar concéntricamente sobre su formalidad, pero al cabo de 15 minutos dicha formalidad se hundirá en las profundidades de no contar con un salvavidas (premisa) más o menos inflado.
El film comienza como un auténtico homenaje a aquél cine de horror italiano que nos regaló caramelos como Suspiria ó La Máscara del Demonio, pero (queremos insistir) sólo en lo formal. Los movimientos de cámara, los encuadres y los close-ups pretendidamente arbitrarios (nunca lo son, o no lo eran, al menos en Suspiria)entretienen nuestros ojos mientras una banda sonora compuesta por exhalaciones y sintetizador agudo nos recuerda a Gobliins. Todo muy lindo y prometedor. El inconveniente se presenta cuando -al contrario de lo que solía suceder en el cine de Bava- la historia ó el relato no se desarrolla y fallece en estado embrionario perdiéndose entre primeros planos (en cámara lenta) del sugerido pubis de la protagonista. Ni siquiera las tres etapas (aparentemente cruciales) de su vida que expone Amer sirven para refrescar la pantalla, pues la premisa dejó de desarrollarse a escasos minutos del inicio y la música que al principio nos agradó (por reminiscencia) ahora ya es poco menos que insoportable, y nuestros ojos ya dejaron el deslumbre inicial y permanecen adormecidos y deseando que llegue el final de una vez por todas.
El cine de Argento siempre recibió cierta crítica respecto a enaltecer lo formal por sobre lo narrativo y por apelar al impacto artístico por sobre la construcción metódica de una línea argumental. Este humilde servidor, aún en desacuerdo con la crítica anterior, opina (y sostiene) que comparada con la de Amer, la línea argumental (y la premsia) del cine de Argento parece tan sólida y aceitada como cualquier borrador inacabado de David Mamet.
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Daniel Celina